jueves, 25 de marzo de 2010

El Juli y "Desvan", en Vistalegre




Nombre: Desván nº 18 negro 546 k.
Ganadería: Toros de Cortés
Lidiado: 4 de Octubre de 2002 Vista Alegre
El Juli: 2 orejas y rabo


Curro Vázquez se despedía. La memoria desgranaba faenas camino de la plaza, como aquella del 94 bajo la misma lluvia el mismo amor, y sin querer perfilaba un titular a la altura, una crónica que resumiera la torería de toda una vida, que dijera adiós y cosas bonitas, que de eso se trata en la hora de partir. Pero, mire usted por dónde, El Juli escribió sobre la arena carabanchelera las líneas más bellas que se pudieran dedicar al rubio torero de Linares, y de paso rompió moldes y precríticas. ¿Quién no pensó, aunque fuera por segundos, que allí presenciaríamos la confrontación de dos conceptos, del clasicismo vazquista frente a la modernidad julista? ¿Quién se resistiría a no caer en la tentación de hablar del toreo perdido, el romanticismo o la hondura, frente a las líneas prefabricadas, técnicas o mecánicas? Hubiera sido lo más fácil, aunque si alguien a estas horas ya ha caído en la cerrazón, si alguien por apasionado o visceral le niega a El Juli el pan y la sal, que Dios le acoja en la gloria o el infierno de los malos aficionados. Porque Julián López se creció, se contagió de los detalles, pinceladas, verónicas y medias verónicas de Curro, o se mentalizó de que hoy ayer había que aportar sentimiento además de sumar orejas.
Y para ello encrontó con un toro bastorro que nació con el temple en la venas. Pertenecía a Victoriano del Río, versión Toros de Cortés, aunque no lo pareciese por sus hechuras. Juli lo cuajó con el capote de salida, hasta más allá del platillo, en un mar de lances plenos, despaciosos, sentidos, como si de repente, Curro Vázquez se hubiese metido en el pequeño cuerpo. Y quitó con la batuta de la maestría y la caballerosidad de los grandes; tras invitar a participar a Saleri, el sobresaliente, hizo lo propio con el veterano maestro, que desmayó media verónica cumbre, dormida, un crujido de palmas y oles. Montera en mano saludaron los tres. Banderilleó El Juli, que me importa poco. Brindó a Curro y se puso a torear, con la muleta a rastras, en los mismos medios, en el son de la faena de Zaragoza del 2000, que también le valió un rabo, pero más despacio aún; la tercera tanda zurda paró el tiempo, ligada e interminable, una sola pieza. Sobre la mano derecha trazó los viajes con los riñones hundidos hasta los talones; y siguió como en una noria de derechazos. A pies juntos regresó al pitón izquierdo, se inventó un afarolado que fundió con un ayudado por bajo, y después vino el lío de los que querían el indulto, y las dudas que desfiguraron levemente el final de la obra, que si lo mato, que si no. La estocada acabó con la brava vida de Desván y encumbró a El Juli con el rabo.

miércoles, 10 de marzo de 2010

José Tomás en Valladolid 2001



2º toro Pajarraco nº 24 negro 492 k.
5º toro Rompelío nº 11 castaño 475 k.
Ganadería: Núñez del Cuvillo
Lidiados: 15 de Septiembre de 2001 Valladolid
José Tomás: oreja y oreja



Hay que rendirse ante el nuevo José Tomás, pues se arrían banderas y aquí paz y después gloria. No pasa nada, porque la calidad sigue presidiendo la suavidad de su toreo clásico y el valor cimenta sus elegantes faenas. Definitivamente aceptamos el cambio de más verticalidad por menor profundidad; hierática quietud en lugar de mayor flexibilidad. Comprendamos por fin la evolución de José Tomás de la misma manera que la han asumido los públicos, olvidadizos de aquel que emergió hace cuatro o cinco temporadas pisando terrenos inverosímiles.


Pero la rendición no será a cambio de nada, claro, sino condicionada. Aun añorantes, todavía nostálgicos, nos plegamos a la realidad de su majestad. Pero igual que veneramos a este nuevo Tomás, por puro, aunque menos, por su clase y sus formas, exijamos que sea igual ante el toro además de con los novillotes de ayer. En Madrid, Pamplona o Bilbao. La Feria vallisoletana ha transcurrido desigual de presentación, pero los bajos niveles los quebraron de golpe los "nuñezdelcuvillo". Ni siquiera así sus compañeros de tema se aproximaron en algo al superdotado torero de Galapagar, que disfrutó, por otra parte, del lote ideal.


Las virtudes de José Tomás ya afloraron en las verónicas de recibo al chico segundo. ¡Cuánto tiempo sin verle lancear de verdad a un toro de salida! Desprendió un temple supremo la faena de muleta, reposada y seria. Ligó los derechazos e hilvanó los naturales. Jugó bien las distancias y hubo muletazos como carteles de Llopis, hasta que el delirio congestionó las gargantas con el tres en uno, auténtico monumento en carne viva, ancladas las zapatillas negras, con la facilidad pasmosa de quien se encontrara en un tendadero haciendo ochos con una érala. Perdió las orejas con la dichosa espada, que no le ha funcionado en Valladolid.


Las mismas pautas siguió su obra posterior, un poco acelerada, inquietada sólo por el racheado viento. Un quite por gaoneras permanecerá en el recuerdo, tan inamovible como los estatuarios del prólogo muleteril. Molestaba Eolo en la primera tanda diestra y se tranquilizó en la que continuó con elevado tono. No apareció el reposo en el toreo natural, aunque el trazo, el corte y la confección eran incuestionables. Los muletazos finales elevaron el toreo a cotas soñadas por los más grandes. Pero otra vez marró con el acero. Aun así la oreja cayó.


martes, 2 de marzo de 2010

El Juli y "Mamarracho" enderezaron la encerrona de aniversario


Nombre: Mamarracho nº 58 negro 510 k.
Ganadería: Daniel Ruiz
Lidiado: 19 de Septiembre de 2008 Nimes
El Juli: 2 orejas y rabo

La lidia fue completa: de capa y muleta, porque con la muleta hubo que hacer con cada uno de los toros de Daniel Ruiz. Con la excepción de un completísimo sexto que no tuvo más secreto que su bravura entregada. Con ese sexto estalló la cosa en tono del todo apoteósico. Se abrió una y otra vez la caja de sorpresas, y manó en caudal la fuente de imaginación que es El Juli en los días grandes: hasta una versión refinada del famoso quite del Zapopán, que puso de pie y a bramar a la gente.
Después Julián y, en golpe de efecto guardado para la fiesta, atendió lo que desde el primer toro venía siendo general reclamación: cogió los palos y puso tres pares de banderillas, notables los tres. El público no paró ya de rugir. Cinco toros llevaba matados El Juli, por arriba los cinco, y cuatro de las cinco estocadas habían sido de nota; pero en aquel punto parecía tan fresco. Como si no le pesara la corrida para nada. A este último de la fiesta lo toreó, como a todos los otros, en tandas ambiciosas de toreo ligado, pero todavía más despacio, y todavía mejor con la izquierda que con la diestra. La estocada, con El Juli volando y echado encima, fue una traca. Antes de que doblara el toro se estaba pidiendo el rabo. Una salida a hombros estremecedora: no se movió de la plaza nadie.